
Covid y cara descubierta:
Tras las recientes medidas del gobierno centradas en la exención del uso de mascarillas en espacios al aire libre, se ha observado una reacción desproporcionada en los medios de comunicación, ante el temor de la aparición de lo que se ha dado en denominar «síndrome de la cara vacía o descubierta». A pesar de que dicha denominación es coloquial y no figura en los manuales de psicopatología, el término ha sido acuñado para designar la aprensión que surge al mostrar en público la cara descubierta ante el consiguiente temor al contagio. El cuadro se centra en el miedo a perder el anonimato que proporciona la mascarilla, agravado ante la percepción subjetiva de vulnerabilidad que provoca la potencial exposición al virus.
Diversos psicólogos han señalado que éste «síndrome» consiste en sentimientos de estrés, ansiedad y nerviosismo, pudiendo acentuar los sentimientos de inferioridad y baja autoestima asociada a la sensación de inseguridad, sudoración y taquicardias que ya de por sí sufren ciertas personas, cuya sintomatología ha sido reconocida previamente como crisis de pánico o crisis de ansiedad. Es cierto, que la mascarilla además de prevenir contagios, ofrece la posibilidad de un cierto anonimato que permite la ocultación de defectos faciales, así como cierta relajación social de la tensión interpersonal que genera la interacción cara a cara.