
1) El sueño y el insomnio:
Por insomnio entendemos la incapacidad para dormir o a la falta total de sueño. El insomnio es frecuente, pues afecta casi a un 34% de la población adulta de forma transitoria y en torno a un 10% con carácter crónico. La pérdida de horas de sueño y/o la reducción en la calidad del mismo, habitualmente se traducen en un mal funcionamiento diurno.
El insomnio va asociado de forma invariable a un deterioro de la calidad de vida, siendo las manifestaciones inmediatas la somnolencia diurna, irritabilidad, fatiga y ansiedad. A largo plazo, el insomnio crónico conlleva un mayor riesgo de sufrir enfermedades degenerativas graves.
2) Efecto del sueño sobre el cerebro.
El sueño es un proceso reparador para el cerebro, por lo que resulta imprescindible para su correcto funcionamiento. Durante el mismo se llevan cabo importantes procesos de limpieza y reparación cerebral, que permiten consolidar los recuerdos importantes, realizar el mantenimiento y eliminar los productos tóxicos de desecho generados durante la actividad diurna. Durante el sueño, se eliminan por ejemplo, la proteína beta-amiloide y el material propio de las placas seniles, presentes en la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la calidad de la reparación cerebral durante el sueño, no sólo depende del tiempo total de ensoñación. Es determinante que se preserve la calidad del sueño, a ser posible sin ser interrumpido o fragmentado, porque cualquier alteración incide en procesos cognitivos y emocionales esenciales para mantener una adecuada salud mental.