No nacemos optimistas ni pesimistas. No somos lo mismo siempre y podemos cambiar nuestra actitud ante el mundo si nos lo proponemos. El optimismo no es algo que algunos poseen porque sí; el optimista no nace sino que se hace. Las personas optimistas son aquellas que se entrenan a diario para serlo y aprovechan sus oportunidades para que la vida les favorezca, sobre todo cuando la situación se torna a su favor. Ser positivo es una tendencia que se puede fomentar, es por tanto una habilidad que es necesario desarrollar.
7 consejos para mejorar el optimismo:
1) «Carpe diem»: Aprovecha el momento presente sin esperar el futuro, sobre todo cuando el viento sopla a tu favor. Cuando las cosas funcionan es momento de disfrutar; deja los análisis profundos para momentos de crisis. Puesto que la preocupación permanente por el futuro es inmanejable porque no somos capaces de calcular que pasará y el nivel de incertidumbre resulta abrumador, lo mejor es actuar en el presente conforme a los datos de que disponemos.
2) Analizar los problemas es bueno pero saber parar a tiempo es mejor: Muchas personas gastan sus energías en autoanálisis interminables en torno a lo que podrían o deberían ser. Las cosas son lo que nos toca vivir, no lo que nos merecemos o lo que nos gustaría que fueran. Una reflexión finita en busca de soluciones pragmáticas a problemas cotidianos es la mejor actitud, porque entre otras cosas carecemos del control absoluto sobre nuestras propias vidas.
3) Practicar la autoindulgencia, la autocomprensión y el perdón: El autodesprecio, la culpa y la autocrítica excesiva son muy dañinas para nuestra salud mental. Ser menos exigente con nosotros mismos y con los demás nos conducirá a vivir mejor.
PSIQUIATRA-E 