
Tradicionalmente se ha utilizado el concepto de inteligencia al margen de las emociones. Sin embargo, todo individuo vive inserto en relaciones sociales que condicionan que el manejo de las emociones resulte decisivo a la hora de sacar el máximo rendimiento a sus oportunidades. Este es el motivo por el que la psicología moderna prefiere utilizar el término inteligencia emocional, que alude a la capacidad para comprender las emociones propias y ajenas.