
Las experiencias traumáticas dejan huella a nivel psíquico, provocando emociones que acompañan a un suceso desagradable. Para superar un trauma es necesario reconocerlo y hacerlo tolerable, porque ignorar o pretender que desaparezca mediante el olvido no es del todo posible.
Un traumatismo psicológico grave se produce habitualmente por un suceso muy estresante que pone en peligro la propia integridad (habitualmente una agresión física o un abuso sexual). Debido a que se trata de una experiencia muy intensa desde el punto de vista emocional, suele permanecer en nuestra mente por un tiempo prolongado, apareciendo de forma recurrente, pudiendo provocar un bloqueo de muchas facetas de la vida. Además, suele afectar a la propia autoestima, no siendo infrecuente que la persona se culpabilice por lo sucedido.