
Un ataque de nervios es un episodio de intensa ansiedad que aparece ante una situación estresante, que impide funcionar con normalidad en la vida cotidiana. Existen muchos factores que pueden originarlo, desde una discusión con el jefe o la pareja, dificultades económicas, un duelo o incluso diversos problemas psicológicos. Aunque existe una predisposición individual para sufrir un ataque de nervios, potencialmente cualquier persona puede llegar a padecerlo en algún momento de su vida. El término «crisis nerviosa» se ha utilizado junto al anterior de forma indistinta, para describir una situación estresante de intenso malestar emocional de carácter súbito. Sin embargo, no es un término médico reconocido ni indica una enfermedad mental específica.
Tradicionalmente se ha cuestionado si un ataque de nervios es un cuadro distinto de una crisis de ansiedad o de pánico. Diversos estudios han demostrado que ambos cuadros se superponen en cuanto a síntomas y tratamiento, por lo que se podría asumir que prácticamente son vocablos distintos sobre la misma temática. Es cierto que existen matices que los diferencian, ya que se puede afirmar que si bien el término “ataque de pánico” es el preferido en el mundo latino y particularmente en sudamérica, mientras que “ataque de pánico o panic attack” es la palabra más utilizada en el mundo anglosajón.